Un problema algo embarazoso para quien lo sufre, pero de fácil solución. El molesto olor que en ocasiones se desprende desde la cavidad oral, técnicamente conocido como halitosis, no es invencible. Analizar los porqués de este inconveniente es fundamental a fin de saber cómo solventarlo.
La primera diferenciación necesaria se establece en cuanto al origen del desagradable hedor:
1) Halitosis oral. Mayoritaria. Según varios estudios, corresponde al 90% de los casos. Esta tipología se da dentro de la propia boca y el motivo principal es la acumulación de placa bacteriana en la lengua por una higiene dental deficiente. Sin embargo, no es el único motivo. El tabaco, las caries, la alimentación (consumo de ajo, cebolla, brécol, cítricos o el alcohol) influye también.
2) Halitosis extraoral. Está relacionada con enfermedades hepáticas, renales, nasales y del aparato digestivo. Se produce fuera de la boca. Su incidencia es menor que en la primera categoría, alrededor del 10%.
Por lo general, el mal aliento se produce por la generación de Compuestos Volátiles de Sulfuro (CVS), creados por una serie de bacterias que se localizan en la parte de atrás de la lengua. En cuanto al diagnóstico, la halitosis es traicionera porque uno mismo es incapaz de detectarla. En cambio, los demás se dan cuenta del problema ipso facto.
El tratamiento para combatir el mal aliento, más allá del preventivo con un cepillado adecuado, que aplicamos en Platón Dental a nuestros pacientes se basa en la realización de una limpieza bucal completa y la preinscripción de espráis y colutorios. Estos productos se componen de clorhexidina, lactato de zinc y el cloruro de cetilpiridinio, entre otras sustancias, que han demostrado su eficacia contra la halitosis.