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Muelas del juicio: qué son, cuándo salen y cuándo conviene extraerlas

Las muelas del juicio no siempre causan dolor, pero pueden provocar problemas de espacio o inflamación. Descubre qué hacer en cada caso.
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Doctor Vicente Platón
Doctor en Odontología (mención sobresaliente cum laude). Especialista en Periodoncia e Implantes. Licenciado en Odontología, Universitat Internacional de Catalunya. Master en Periodoncia e Implantes, Universitat Internacional de Catalunya acreditado por la European Federation of Periodontology (EFP). Post-Grado en Prostodoncia, Universitat Internacional de Catalunya. Master en Biomedicina, Universitat Internacional de Catalunya. Profesor Asociado del Master de Periodoncia de la UIC. Socio titular especialista de la sociedad española de periodoncia y osteointegración (SEPA).

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Las muelas del juicio son los últimos molares que aparecen en la boca, normalmente entre los 17 y los 25 años. Reciben este nombre porque suelen erupcionar en una etapa en la que ya hemos alcanzado la edad adulta y, en teoría, la “madurez” o el “juicio”.

A diferencia del resto de dientes, estas muelas no siempre cumplen una función clara. En el pasado, cuando la dieta era mucho más dura y abrasiva, se necesitaban más piezas para triturar bien los alimentos. Hoy en día, con dietas más blandas y técnicas de higiene avanzadas, las muelas del juicio han perdido parte de su utilidad.

Lo importante es entender que no siempre causan problemas. En muchas personas erupcionan de manera correcta y no requieren ningún tratamiento. Sin embargo, en otros casos pueden salir torcidas, quedar retenidas bajo la encía o no tener espacio suficiente, lo que provoca molestias o complicaciones que conviene vigilar de cerca.

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En este artículo te explicaremos qué son exactamente las muelas del juicio, qué síntomas pueden provocar, cuándo necesitan extracción y cómo cuidarte después de una cirugía, para que tengas toda la información necesaria y sepas qué hacer en cada situación.

Qué son las muelas del juicio

Las muelas del juicio son los terceros molares, es decir, el último par de dientes que aparece en cada arcada dental: dos arriba y dos abajo, situados en la parte más posterior de la boca. Suelen erupcionar entre los 17 y 25 años, aunque en algunas personas no llegan a aparecer nunca o lo hacen más tarde.

Desde el punto de vista evolutivo, estas muelas eran útiles para masticar dietas duras y fibrosas. Con el paso del tiempo, la alimentación se volvió más blanda y los maxilares humanos tendieron a ser más pequeños. Esto explica por qué en la actualidad muchas personas no tienen suficiente espacio para que las muelas del juicio erupcionen correctamente.

Cuando las muelas del juicio salen en buena posición y con espacio suficiente, funcionan como cualquier otro molar. El problema aparece cuando quedan retenidas (no llegan a salir del todo), parcialmente cubiertas por la encía o erupcionan en una mala dirección, lo que aumenta el riesgo de dolor, inflamación e infecciones.

Muelas del juicio en mandíbula
Muelas del juicio en mandíbula

Síntomas y molestias más frecuentes de las muelas del juicio

Las muelas del juicio no siempre causan dolor ni problemas, pero cuando no erupcionan correctamente pueden dar lugar a una serie de síntomas característicos que conviene reconocer:

Dolor o presión en la mandíbula
Cuando las muelas intentan salir y no tienen espacio suficiente, ejercen presión sobre las piezas vecinas y provocan dolor en la parte posterior de la boca o incluso en toda la mandíbula.

Encías inflamadas y enrojecidas
Es común que el tejido que rodea la muela se inflame y aparezca sensibilidad al masticar o al cepillarse. En algunos casos, parte de la encía puede cubrir parcialmente la muela, acumulando restos de comida y bacterias.

Dificultad para abrir la boca
Si la inflamación es importante, puede limitar la apertura bucal normal, generando incomodidad para hablar o masticar.

Mal aliento o mal sabor de boca
La acumulación de bacterias en la zona posterior, difícil de limpiar, favorece la aparición de halitosis o mal sabor persistente.

Dolor irradiado
En ocasiones, las molestias pueden extenderse hacia el oído, la cabeza o la garganta, confundiendo al paciente sobre el verdadero origen del dolor.

Cuándo las muelas del juicio pueden dar problemas

Aunque las muelas del juicio pueden erupcionar sin causar complicaciones, en muchos casos se convierten en una fuente de molestias y patologías dentales. Las situaciones más comunes en las que generan problemas son:

Falta de espacio en la mandíbula
Cuando la arcada es demasiado pequeña, las muelas del juicio no tienen sitio suficiente para erupcionar. Esto puede provocar que empujen a los demás dientes, causando apiñamiento dental o desplazamientos en la alineación.

Erupción parcial
Si la muela queda cubierta en parte por la encía, se forma una zona donde se acumulan bacterias y restos de comida. Esto favorece infecciones como la pericoronaritis, que causa dolor, inflamación y mal aliento.

Crecimiento en mala posición
Algunas muelas erupcionan inclinadas hacia el diente vecino o hacia fuera de la arcada, lo que aumenta el riesgo de caries y daño en la pieza adyacente. En ocasiones, quedan completamente retenidas dentro del hueso, generando dolor y quistes.

Daños en los dientes vecinos
El contacto constante con el segundo molar puede provocar desgaste o caries en esa pieza, además de dolor e inflamación localizada.

Molestias recurrentes
Incluso cuando los síntomas iniciales remiten, las muelas del juicio mal posicionadas tienden a producir episodios de inflamación y dolor repetidos, lo que afecta a la calidad de vida del paciente.

Opciones de tratamiento para las muelas del juicio

Las muelas del juicio no siempre requieren extracción. En muchos casos, cuando erupcionan correctamente y se mantienen en una posición adecuada, basta con revisarlas periódicamente en la consulta. Sin embargo, cuando generan molestias o presentan riesgo de complicaciones, el odontólogo puede recomendar distintos enfoques:

Observación y controles periódicos
Si las muelas del juicio erupcionan de forma normal, no hay dolor ni inflamación, y se pueden limpiar bien con el cepillado, lo más recomendable es simplemente hacer controles radiográficos y revisiones anuales para asegurarse de que no surgen problemas.

Extracción preventiva
En algunos casos, aunque la muela aún no cause síntomas, se detecta en radiografía que no tiene espacio suficiente o que crecerá en mala posición. En estas situaciones, el dentista puede recomendar su extracción preventiva para evitar problemas futuros como apiñamiento, caries o infecciones repetidas.

Extracción terapéutica
Cuando las muelas ya han provocado dolor, infecciones recurrentes, daño en dientes vecinos o limitación para abrir la boca, la extracción se convierte en el tratamiento indicado.

Cómo es el procedimiento

  • Se realiza bajo anestesia local.
  • El tiempo de la intervención depende de la posición de la muela (erupcionada, semierupcionada o retenida).
  • Puede requerir una pequeña incisión en la encía y, en algunos casos, fragmentar la muela para retirarla con mayor facilidad.
  • Tras la extracción, se colocan puntos de sutura que se retiran a la semana aproximadamente.

5 mitos sobre las muelas del juicio

Alrededor de las muelas del juicio circulan muchas creencias que no siempre son correctas. Aclararlas ayuda a tomar decisiones informadas cuando aparecen molestias o dudas sobre si extraerlas o no.

Mito 1: Siempre hay que extraer las muelas del juicio
No es cierto. Si erupcionan bien alineadas, tienen espacio suficiente y no causan problemas, pueden mantenerse sin necesidad de cirugía.

Mito 2: Solo causan dolor en la adolescencia
Aunque lo habitual es que erupcionen entre los 17 y 25 años, los síntomas pueden aparecer más tarde o incluso mantenerse de forma intermitente.

Mito 3: La extracción es muy dolorosa
Con anestesia local y técnicas actuales, el procedimiento es indoloro. Las molestias posteriores se controlan con medicación y cuidados sencillos.

Mito 4: Si no duelen, no hay que vigilarlas
Aun sin dolor, una muela del juicio puede estar retenida o crecer en mala posición, generando caries en el molar vecino o infecciones. De ahí la importancia de las revisiones periódicas.

Mito 5: Todas las muelas del juicio salen en la boca
En muchas personas quedan retenidas en el hueso y nunca erupcionan completamente. Estos casos pueden necesitar control radiográfico para prevenir complicaciones.

Cuidados después de la extracción de las muelas del juicio

Tras la extracción de una muela del juicio, el cuidado posterior es fundamental para favorecer la cicatrización, reducir las molestias y prevenir complicaciones. Aunque cada paciente es distinto y siempre hay que seguir las indicaciones del odontólogo, existen una serie de recomendaciones generales:

Recomendaciones inmediatas

  • Mantener la gasa en el lugar de la extracción durante 30–60 minutos para controlar el sangrado.
  • Aplicar frío local en la mejilla durante intervalos de 10–15 minutos para reducir la inflamación.
  • Reposar el resto del día, evitando esfuerzos físicos intensos.
  • No fumar, no beber alcohol ni enjuagarse enérgicamente las primeras 24 horas, ya que esto dificulta la cicatrización.
  • Alimentación blanda y fría las primeras horas (yogures, purés, helados sin trozos).

Higiene y cuidados posteriores

  • Cepillado suave, evitando la zona de la extracción durante los primeros días.
  • Realizar enjuagues suaves con agua tibia y sal a partir de las 24 horas para mantener la zona limpia.
  • Seguir la pauta de medicación analgésica o antibiótica indicada por el odontólogo.

Signos de alarma tras la cirugía

  • Dolor muy intenso que no mejora con analgésicos.
  • Sangrado abundante o persistente.
  • Fiebre o malestar general.
  • Hinchazón que aumenta de manera progresiva pasados 2–3 días.

En cualquiera de estos casos, es necesario acudir de inmediato al odontólogo para una revisión.

Prevención y control en casa

Aunque las muelas del juicio no siempre pueden evitarse ni controlarse en su erupción, sí existen medidas que ayudan a reducir el riesgo de complicaciones y a detectar a tiempo cualquier problema.

Higiene adaptada a la zona posterior
Las muelas del juicio se sitúan en la parte más profunda de la boca, donde el cepillo tiene más dificultad para llegar. Por ello, conviene utilizar:

  • Cepillos de cabezal pequeño o especiales para zonas posteriores.
  • Cepillos interdentales e irrigadores bucales, que ayudan a eliminar restos en espacios reducidos.
  • Colutorios específicos que refuercen la limpieza en caso de inflamación.

Revisiones periódicas
Es recomendable acudir al dentista desde la adolescencia para evaluar el espacio disponible y la posición de las muelas del juicio antes de que erupcionen. Esto permite planificar un seguimiento o una extracción preventiva si se considera necesario.

Radiografías de control
La ortopantomografía (radiografía panorámica) es la herramienta que permite visualizar la posición exacta de las muelas del juicio, su relación con el hueso y con el nervio mandibular. Gracias a ella se detectan anomalías incluso antes de que aparezcan síntomas.

Estilo de vida saludable
Mantener una buena higiene bucal diaria, evitar el tabaco y llevar una alimentación equilibrada son hábitos que también influyen en la salud general de la boca y reducen las posibilidades de complicaciones.

Cuidados tras la operación de extracción de muelas del juicio

Resumen del artículo

Las muelas del juicio forman parte natural de nuestra dentición, pero su erupción no siempre es sencilla. En algunos casos aparecen sin problemas y funcionan como un molar más, mientras que en otros pueden quedarse retenidas, erupcionar en mala posición o generar complicaciones en las encías y dientes vecinos.

Lo más importante es entender que no todas las muelas del juicio necesitan ser extraídas, pero sí deben ser vigiladas con revisiones periódicas y, en muchos casos, con radiografías que permitan anticipar su evolución. Cuando provocan dolor, infecciones o riesgo para las piezas adyacentes, la extracción se convierte en el tratamiento más seguro.

Los cuidados posteriores y las medidas de prevención —higiene adaptada, revisiones y hábitos saludables— son fundamentales para mantener una boca sana y evitar complicaciones a largo plazo.

El mensaje clave es claro: cada caso es único. La decisión sobre qué hacer con las muelas del juicio debe tomarse siempre junto a un odontólogo, valorando la posición, el espacio disponible y el estado general de la boca.

 

Tema Contenido clave
Introducción Las muelas del juicio son los terceros molares y suelen aparecer entre los 17 y 25 años. No siempre causan problemas, pero requieren vigilancia.
Qué son las muelas del juicio Últimos molares de cada arcada. Útiles evolutivamente, hoy pueden carecer de función clara. Pueden erupcionar bien o quedar retenidas en el hueso.
Síntomas de la erupción y molestias más frecuentes Dolor o presión posterior en la mandíbula, encías inflamadas, dificultad para abrir la boca, mal aliento, dolor irradiado a oído o cabeza.
Cuándo pueden dar problemas Falta de espacio (apiñamiento), erupción parcial con riesgo de pericoronaritis, posiciones anómalas (inclinadas, retenidas), caries o daño en el molar vecino, episodios recurrentes.
Opciones de tratamiento Observación con controles periódicos; extracción preventiva si hay alto riesgo; extracción terapéutica ante dolor, infecciones o daño a otras piezas.
Cuidados tras la extracción Frío local, reposo, alimentación blanda, evitar tabaco/alcohol, higiene suave a partir de 24 h, vigilar signos de alarma (dolor intenso, sangrado, fiebre).
Prevención y control en casa Higiene adaptada a la zona posterior (cepillos pequeños/interdentales), revisiones periódicas, ortopantomografía para evaluar posición, hábitos saludables.
5 mitos sobre las muelas del juicio 1) “Siempre hay que extraerlas” — Falso.
2) “Solo duelen en la adolescencia” — Falso.
3) “La extracción es muy dolorosa” — Falso (anestesia local y buen control del dolor).
4) “Si no duelen, no hay que vigilarlas” — Falso (control radiográfico).
5) “Todas salen a la boca” — Falso (pueden quedar retenidas).
Conclusión No todas requieren extracción, pero todas requieren vigilancia. La decisión es individual, basada en espacio, posición y síntomas para prevenir complicaciones.